La incorporación de tecnología servo en la industria del plástico es cada vez mejor acogida debido a sus ventajas inherentes, como son eficiencia, precisión y sostenibilidad.
En México, donde la industria del plástico contribuye aproximadamente al 4.6% del PIB manufacturero según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), estas tecnologías juegan un papel clave en la reconversión tecnológica, sobre todo en sectores como el automotriz, el médico, el de bienes de consumo y el electrónico; donde la búsqueda de la eficiencia operativa es permanente.
Debido a que las máquinas eléctricas de inyección de plástico —a diferencia de las hidráulicas tradicionales— utilizan servomotores, permiten controlar con precisión todos los movimientos del proceso de moldeo. Esto garantiza tolerancias mínimas, menor desperdicio de materiales y un consumo energético reducido, aspectos especialmente valorados en industrias como la médica, donde la exactitud y la limpieza del proceso son críticas.
En aplicaciones electrónicas, estas máquinas destacan por su capacidad para producir piezas diminutas y complejas con una alta repetibilidad. Asimismo, en el sector automotriz, contribuyen a la fabricación de componentes ligeros y precisos que cumplen con las exigencias de la movilidad eléctrica y la sostenibilidad.
El crecimiento de estas tecnologías en el mercado mexicano también está relacionado con el auge del nearshoring y las oportunidades que ofrece el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pues se requiere de maquinaria que permita que los fabricantes se apeguen a requerimientos de calidad más estrictos en cadenas regionales de producción.
Según el Banco de México, el país ha recibido inversiones significativas en tecnologías de manufactura avanzada, particularmente en los sectores de autopartes y empaques plásticos, lo que sin duda debe ser un incentivo para que los manufactureros en el país doblen sus apuestas en tecnología que les permita ser más eficientes.
Sin duda, la eficiencia energética de las máquinas eléctricas es un atractivo clave para las empresas que buscan reducir costos operativos y cumplir con regulaciones ambientales cada vez más estrictas.
En comparación con las máquinas hidráulicas, las eléctricas presentan una serie de ventajas que explican su creciente adopción. Mientras que las hidráulicas son conocidas por su capacidad de fuerza y su costo inicial relativamente bajo, las eléctricas ofrecen una operación más limpia, sin fugas de aceite, y un mantenimiento reducido.
Además, las máquinas eléctricas son más silenciosas —lo que impacta de manera positiva en el ambiente laboral— y consumen entre 20% y 70% menos de energía, lo que se traduce en ahorros significativos a largo plazo. Esto no solo reduce los costos operativos, sino que también disminuye la huella de carbono de las empresas, un factor crucial en un mundo cada vez más comprometido con la sostenibilidad.
En cuanto a los avances tecnológicos más recientes, las máquinas de inyección están integrando capacidades de Industria 4.0, como sensores inteligentes y sistemas de monitoreo en tiempo real. Estas mejoras en tecnología permiten a las empresas optimizar sus procesos, detectar fallas de manera anticipada y maximizar la eficiencia de sus operaciones. Sumado a ello, en la actualidad se trabaja en el desarrollo de materiales plásticos reciclables que pueden ser procesados con estas máquinas, pensando sobre todo en la transición hacia una economía circular.
En el mercado global y nacional, varias empresas lideran la adopción de estas tecnologías. Entre las marcas destacadas se encuentran Engel, Arburg, y Sumitomo Demag, por mencionar algunas de las reconocidas por sus innovaciones en máquinas totalmente eléctricas y de alta eficiencia. En México, empresas como Wittmann Battenfeld, Yizumi y Zhafir también están impulsando el crecimiento de estas tecnologías mediante la oferta de soluciones adaptadas a las necesidades locales.
La industria del plástico en México tiene un futuro prometedor, impulsado por la modernización tecnológica y el creciente enfoque en la sostenibilidad. Según datos del INEGI, la producción de plásticos ha crecido a una tasa anual promedio del 3.8% en los últimos cinco años, y se espera que este crecimiento se acelere con la adopción de tecnologías avanzadas. Asimismo, con el aumento de las regulaciones ambientales y la demanda de productos más sostenibles, es de esperarse que se generen incentivos para que las empresas inviertan en tecnologías más eficientes —como lo son las máquinas eléctricas de inyección de plástico—, iniciativas que no solo beneficiará a las empresas en términos de costos y eficiencia, sino que también contribuirán al desarrollo de una industria más responsable con el medio ambiente.